China en África

China se autoconsidera la mayor potencia en desarrollo del mundo y África es la región con el mayor número de países en desarrollo.

China divide el mundo en dos grupos:
- Los occidentales, que son críticos con China y no son los socios naturales, aunque puedan serlo por conveniencia.
- El resto, son los países en desarrollo y emergentes, considerados como la red de amigos.
Al mando del Partido Comunista, el gobierno del presidente Chino, Xi-Jinping, ha construido un régimen fascista (al que se sigue refiriendo como comunista) que expande su influencia por el planeta, presentándose al juego de reparto del mundo.
Objetivos globales de China.
El principal mecanismo de cooperación entre China y África es el Foro para la Cooperación entre China y África (FOCAC), fundado en el año 2000, actualmente son 55 miembros: China, 53 países africanos (todos menos Eswatini) y la Comisión de la Unión Africana (UA).

China maneja una relación económica con África subsahariana y Rusia maneja la represión y seguridad. No es un acuerdo, no está establecido pero de momento, es una situación que conviene a ambos.

China necesita hidrocarburos y materias primas para continuar desarrollando su industrialización y desarrollo interno. África necesita el capital y las infraestructuras que le proporciona China, la cual lidera la edificación de infraestructuras en África que favorecen e incrementan la conectividad con la región o financia la construcción de parques tecnológicos para fabricar productos bajo regulaciones favorables y utilizando mano de obra barata, como es el caso de Etiopía.

El modelo consiste esencialmente en que desde África se exportan materias primas hacia China y China proprciona inversión, préstamos, infraestructuras y mercancías elaboradas, como productos electrónicos o material de transporte.

Ha quedado patente el paulatino control que China ha ido adquiriendo en la explotación de recursos naturales: petróleo en Nigeria y Angola, gas natural en Ghana, cobalto en la RDC, cromo en Zimbabue o variados recursos minerales y energías renovables en Sudáfrica y Zambia.

Existe la sospecha de que China utiliza las infraestructuras que construye en África para hacer espionaje. En 2018, la UA acusó a China de infiltrarse en la red informática de su sede en Adís Abeba para robar datos confidenciales. Esta acción habría sido posible gracias a que fue la propia China quien construyó la sede.

Las inversiones chinas responden a la lógica de atrapar a estos países en unas relaciones de dependencia por la deuda. Sin embargo, el modelo chino de desarrollo es percibido como una alternativa al dominio de occidente, cuyas estrategias neoliberales tan poco han aportado en la reducción de la pobreza y transformación estructural.

China, para ser potencia global, ademas de recursos naturales estratégicos y controlar las vías de los flujos comerciales, también necesita socios que reconozcan su liderazgo en los ámbitos e instituciones de gobernanza internacional, y esto lo está consiguiendo con los socios africanos.

A día de hoy, parece lógico deducir que, ante un posible choque entre Occidente y Pekín, los países de África subsahariana que decidieran no escudarse en la neutralidad, no se sumarían al bloque occidental.


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