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La Ley del Silencio
El gobierno bielorruso solo autoriza una manifestación al año, la del 25 de marzo, día de la independencia del país, que popularmente se conoce como el día de la libertad.

Esta es la ocasión en la que se permite que miles de personas salgan a la calle reclamando derechos humanos, libertad de prensa, democracia, abolición de la pena de muerte, acercamiento a Europa, derechos homosexuales y libertad para los presos políticos.

Bielorrusia es, junto a Rusia, el único país de Europa en el que existe la pena de muerte, la diferencia es que en Rusia no se aplica pero, en Bielorrusia, se condena a muerte a una media de seis presos cada año, según datos del 2016.

Lukashenko llegó al poder en 1994, ganando limpiamente las elecciones. A partir de 1995 se otorgó a sí mismo el poder de disolver el parlamento y anuló la separación de poderes, de esta manera, la justicia depende del gobierno quedando anulada la independencia del poder judicial. El ejecutivo puede modificar e impartir justicia a su antojo, sin tener en cuenta ninguna clase de legalidad ya que la legalidad es modificada por ese propio gobierno según su conveniencia en cada momento. Esto permite al ejecutivo encarcelar o hacer desaparecer a los líderes opositores cada vez que le interesa.

Hasta ahora, en Bielorrusia, el poder se concentra en torno a la cúpula gubernamental, no hay división de poderes y es imposible que la oposición llegue a gobernar.

El gobierno bielorruso controla el 72% de la economía del país a través de una élite de oligarcas. Son un grupo de grandes empresarios que deciden qué empresa puede instalarse en Bielorrusia y cual no, las que obtienen el permiso es a cambio de pagar un impuesto bajo mano que engrosa las arcas de la mafia oligárquica.

Según datos del Partido Socialista bielorruso (en la oposición) Bielorrusia tiene el mayor indice de policías por habitante del mundo. Además, la KGB, ocupa todos los estamentos sociales: sindicatos, prensa, asociaciones, centros culturales, despachos de abogados, etc...

En 2015, los estudios extraoficiales decían que Lukashenko tenía el 27% de apoyo de los bielorrusos, sin embargo ganó las elecciones celebradas en diciembre de ese año con el 81% de los votos. Pero lo que llama la atención es que, según esos mismos estudios, sólo el 5% de los bielorrusos apoyaba a los opositores. Un escaso apoyo a la oposición por el miedo a ser catalogado como disidente.