En 2018, Zalmay Khalilzad, el representante del presidente Trump en Pakistán, pidió la liberación de Baradar para que encabezara las negociaciones del acuerdo de Doha (Qatar).

El Acuerdo de Doha

El “Acuerdo de Doha”, oficialmente “Acuerdo para Traer la Paz a Afganistán” y denominado por algunos observadores críticos “La Rendición de Doha”, se firmó el 29 de febrero del 2020, por una parte el gobierno de EEUU, presidido por Donald Trump y por la otra los talibanes.

Se acordó un calendario para la retirada de EEUU y sus aliados en 14 meses, también se levantan las sanciones impuestas a líderes talibanes. A cambio, los talibanes no permitirán que ninguno de sus miembros, ni otras personas o grupos, incluida Al-Qaeda, usen el territorio afgano para amenazar la seguridad de EEUU y sus aliados.

También se establece que los talibanes y el gobierno afgano entablen negociaciones para llegar a un alto el fuego y un acuerdo definitivo sobre el futuro político del país. Y finalmente se acuerda la liberación de 5.000 prisioneros talibanes y 1.000 funcionarios del gobierno afgano presos de los talibanes.

Pero no podemos olvidar las relaciones que, desde su origen, tienen los talibanes con “Al-Qaeda”, ni la existencia del “ISIS-K”. Por lo que, nada mas empezar, ya hay las primeras consecuencias:
- Los talibanes se han hecho con el control sin negociar nada.
- El gobierno afgano ha dimitido y el presidente, Ashraf Ghani, ha huido a Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos).
- Se teme que el gobierno talibán vuelva a imponer el régimen integrista.
- Ya ha empezado a operar en el país, el “Estado Islámico”, bajo el nombre de “ISIS-K” (Estado Islámico de Khorasan).

ISIS-K toma su nombre en honor a una una región de Asia Central llamada Khorasan donde, en tiempos antiguos, hubo un califato.

Temor por la creación de un estado terrorista
“Cuando los extranjeros y los pueblos del mundo abandonen Afganistán, podremos reiniciar nuestras operaciones”, anunció un alto comandante del ISIS-K, en una entrevista a la CNN.

También ha insistido en que los talibanes son sus enemigos, puesto que el movimiento representa una interpretación moderada, en comparación con el grupo yihadista, de los preceptos más radicales de la ley islámica. Paralelamente, esto sirve como una forma de “lavado de cara” de los talibanes, frente al público.

ISIS-K y los talibanes, se muestran como enemigos y tienen sus guerras de poder entre ellos aunque, respecto a todo lo no islámico, están en el mismo bando. Teóricamente, la diferencia es que los talibanes defienden la imposición de la ley islámica (Sharia) en los países islámicos y los de ISIS pretenden establecer el Islamismo internacionalmente, siendo de esta manera una organización de terroristas profesionales usables cuando son activados, financiados o apoyados por aquel que tenga interés en ello, en el enfrentamiento geoestratégico global.

Europa
¿Que pasará si EEUU se recoje sobre si mismo y deja de asumir la responsabilidad de todo?

Hasta ahora, siguiendo a los líderes mundiales, hemos obtenido el incendio y desestabilización de Medio Oriente, el norte de África y el Sahel y una amenaza terrorista global. En Europa, crisis económica, de atentados, de refugiados, el crecimiento de la ultra derecha y la radicalización de la ultra izquierda. Y ahora, con este nuevo episodio, se abre nueva crisis en Europa y nuevo enfrentamiento geopolítico en Asia y Oriente Medio.

¿Podría ser peor? Quizás sí, pero estamos donde estamos.

Respecto a esta perspectiva, el Alto Representante de Política Exterior y Seguridad Común de la UE, Josep Borrell, el día 19 de agosto, declaró que, la UE no puede dejar que China y Rusia tomen el control de la situación en Afganistán y se conviertan en los patrocinadores del Kabul liderado por los talibanes. Borrell, convocó una reunión urgente de ministros de exteriores, para debatir el papel que Europa debe asumir con respecto a las nuevas realidades.

La evacuación y el terror
El 31 de agosto del 2021, se cumple el plazo para que los occidentales abandonen el país. El ejército afgano lo sabe y sabe que el país quedará en manos de los talibanes, por lo que los soldados prefieren rendirse, abandonar sus puestos, entregar sus armas a los talibanes y desertar del ejercito para evitar ser represaliados cuando los talibanes tomen el poder.

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