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23 de agosto del 2020
Tras sobrevolar Minsk en helicóptero militar durante las protestas y habiendo escenificado una conversación por teléfono militar durante el vuelo, Lukashenko aterriza en el palacio presidencial fusil en mano. El fusil no tiene balas, está descargado, pero toda la escena es difundida por televisión para dar imagen de “hombre fuerte”, que se impone a los manifestantes reduciéndolos sin reparar en medios.

Porque ahora Lukashenko se siente seguro tras haber confirmado el apoyo de Putin, el presidente de Rusia, y sabe que ya puede reprimir sin temor.

Solo a cambio de ofrecer sus servicios a Rusia, en el momento en el que le sean solicitados, las protestas fueron sofocadas.
Lukashenko fusil en mano

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